Gran labor de renovación la hecha por el Instituto de Pensiones del Estado de Veracruz, con el rescate del antaño Gran Hotel Chachalacas, la restauración aún no culmina, pero en estos momentos está bastante digno, se puede visitar y pasarlo muy bien.
El pasado sábado, luego de tanto encierro, me animé a tomar la carretera hasta Cardel y de ahí desviarme hasta Chachalacas, tenía años que no llegaba hasta allá, la verdad que mi mamá y yo nos perdimos, porque aquello está muy cambiado, pero finalmente llegamos con bien, aparcamos en un estacionamiento bastante amplio y con sombra.
El hotel aunque ya viejo, fue construido en el año de 1962; tiene su encanto sus instalaciones son bastante vintage, pero muy cómodas, el edificio está construido sobre un terreno de dos hectáreas, a dos kilómetros de Úrsula Galván, la cabecera municipal; sus amplios jardines nos llevan a unos bungalows que tienen su pequeña alberca privada, el edificio principal tiene al centro una alberca de dimensiones importantes, que cuentan en sus buenos años, tenía hasta maquina de olas.
El restaurante amplio, con vista a la alberca y al fondo el mar, la comida limpia y de buen sazón con precios bastante razonables, el personal manteniendo las medidas de seguridad propias de la emergencia sanitaria por la que atravesamos y en general la atención bastante buena, todo el personal nos platicó que está muy contento de tener un trabajo digno y un ingreso, principalmente en esta época, eso me dio mucho gusto, que se genere empleo para los lugareños.
La playa aunque bastante picada por el norte, bonita sobre todo la bocana, las palapas que instalaron en la playa, son bastante austeras y populares, pero es claro que tiene años que la bonanza se fue de aquellos lares, así que con la reactivación económica, en una de esas mejora el entorno, ¡ojalá!, está bastante abandonado el exterior.
El hotel tiene 96 habitaciones, de las cuales 8 son los bungalows esos de los que les hablé, se me antojó para ir con amigos o familia y pasar ahí un bonito fin de semana, a gusto y en el relax total; los alrededores no están como para hacer turismo, la ciudad creció desordenada y no existe planeación urbana, así que es fácil perderse, pero la playa vale la pena y está a un tiro de piedra de la capital del estado, muy recomendable para la burocracia del gobierno estatal, que aparte alguna goza de precios especiales, al ser derechohabientes del IPE.
Muy bien por doña Daniela Griego Ceballos, que se animó a sacar del abandono aquello, tenía muchos años nadie le daba ni una manita de gato, ojalá y una vez que pase la pandemia, más gente se anime a visitar el Hotel Chachalacas, vale mucho la pena.