Tradicionalmente los informes de gobierno de los presidentes han sido una larga enumeración de los logros presidenciales y AMLO no podía abstraerse de ello. Finalmente, ni modo que él mismo hiciera una recopilación de los errores y deudas que aún tiene con el pueblo mexicano, para ello ahí están sus detractores, que dicho sea de paso, son muchos. 

AMLO llegó a la mitad del camino con una mucho mejor aceptación de lo que tuvo Enrique Peña Nieto en el mismo momento de su gobierno. De acuerdo a las mediciones de Consulta Mitofsky, el porcentaje de aprobación de AMLO al término de su tercer año de gobierno es del 57%, mucho mayor al 33% que tuvo Peña Nieto en el mismo momento… aunque eso, sí, ligeramente menor a los porcentajes de aprobación que tuvieron Vicente Fox y Felipe Calderón a la mitad de sus sexenios (67% y 62%, respectivamente). 

AMLO destacó que ha cumplido 98 de los 100 compromisos presidenciales que hiciera al inicio de su mandato, quedándole pendiente sólo resolver el tema de Ayotzinapa y la descentralización de la administración pública. Hizo hincapié en que se han sentado las bases para la transformación del país y que lo que ha logrado es fincar una política moral, en la que “por el bien de todos, primero los pobres”. 

Curiosamente, a diferencia de lo que se esperaba, AMLO no remachó el tema de los conservadores ni los atacó de frente; si acaso destacó que lo que ha logrado ya no lo podrán deshacer los neoliberales y tecnócratas, como por ejemplo las pensiones a los adultos mayores y las becas a los jóvenes. 

AMLO resaltó siete récords históricos en variables económicas: en las remesas, en la inversión extranjera, en el incremento salario mínimo, en la no devaluación de la moneda nacional, en la no contratación de deuda, en el incremento del índice de la bolsa de valores y en las reservas del Banco de México… todos ellos datos comprobables. 

Y eso sí, no perdió la oportunidad de posicionarse casi como un prohombre al decir que lo que se ha logrado es histórico y que si en este momento dejara la presidencia, se podría decir que cumplió con todo lo que prometió. 

¿Qué esperaba lector/lectora querida? ¿Esperaba acaso que AMLO diera un viraje y aceptara lo que aún le duele a la sociedad? No dijo nada de las casi incontables muertes por COVID-19 en México, mismas que han superado en cientos de miles las pronosticadas por el gobierno; no comentó nada de los índices de inseguridad, secuestros y asesinatos, mismos que no han bajado y parecen ir en una espiral ascendente imparable; nada se dijo de la falta de medicamentos, ni lo inoperante que ha sido el INSABI; nada se habló de la preocupante militarización del país; entre otros temas. ¿Para qué? Eso seguramente lo harán sus detractores. 

Lo que hoy vemos, eso sí, es un México dividido que vive en el México bonito que describe AMLO y el México atrasado al que -aseguran sus detractores- AMLO nos habría llevado (sin considerar, por supuesto, que ya estábamos así). 

A mitad del camino AMLO tiene un menor aprobación que Vicente Fox y que Felipe Calderón, pero ellos mismos en el declive de sus gobiernos cayeron dramáticamente en la aprobación pública. ¿Le pasará eso a AMLO o mantendrá sus niveles de aceptación? Como dijera el filósofo de Güemez: en tres años se lo decimos.  

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