A la mitad del camino

Por Yair Ademar Domínguez

Luego de escuchar y analizar con detenimiento los logros del presidente Andrés Manuel López Obrador en su tercer informe de gobierno, he empezado a leer su libro A la mitad del camino. En la obra, publicada por la editorial Planeta, el mandatario hace un recuento del tramo recorrido y de los retos que enfrenta para consolidar la transformación de nuestro país.

En tres años de intenso trabajo, así lo dijo el pasado 1 de septiembre, su gobierno ha hecho lo de seis años. Sentar las bases de la transformación, desterrar la corrupción enquistada en las estructuras gubernamentales, empujar al elefante reumático como él mismo ha llamado a la estructura gubernamental, no ha sido nada fácil.

Ha sido su temple, su carácter, su decisión y sus convicciones de honestidad las que han permitido que el país avance, a pesar de las resistencias y de las turbulencias inevitables, como la pandemia del COVID-19. “Es tan importante lo logrado hasta ahora, en este periodo, que hasta podría dejar ahora mismo la presidencia sin sentirme mal con mi conciencia que es lo que estimo más importante en mi vida”, dijo el jefe de las instituciones del país en su mensaje de palacio de gobierno.

“Reitero: es mucho lo realizado y sería muy difícil dar marcha atrás a decisiones o acciones que se han tomado en bien del pueblo y de la nación. Cómo podrían los conservadores quitar las pensiones a los adultos mayores, suprimir las becas a los estudiantes, cómo regresar a los lujos, a las extravagancias en el ejercicio del gobierno, cómo regresar a la condonación de impuestos a las grandes corporaciones económicas o financiera, cómo retornar a la privatización depredadora de los bienes públicos, cómo lograr que volviera a imperar la corrupción en nuestro país”, destacó López Obrador en ese mensaje histórico de su tercer informe de labores.

“Un retroceso no sería cosa fácil. Vamos bien y estoy seguro que la gente va a votar a finales de marzo del año próximo por que continúe mi periodo constitucional hasta finales de septiembre de 2024”, dejó en claro. López Obrador sabe que los resultados de un gobierno se premian con la confianza de la gente.

El plan de trabajo de Presidente no es de ninguna manera improvisado ni ha sido sacado de la manga. Es un plan cocinado a fuego lento en la lucha social, en las cientos de batallas emprendidas por quien es ahora  nuestro mandatario nacional. Así lo dice en A la mitad del camino: “Desde antes de asumir por mandato popular la Presidencia de la República, fuimos elaborando un plan de desarrollo que surgió de muchos años de brega, recorriendo a ras de tierra el territorio nacional, valorando las potencialidades y los vastos recursos naturales, reflexionando sobre los obstáculos para el desarrollo y el bienestar de la población, aquilatando la grandeza cultural de México y recogiendo los sentimientos de la gente en todos los pueblos y regiones del país”.

“Así llegamos a la conclusión de que eran mayores las posibilidades de cambio que las de estancamiento o decadencia, y que hacer realidad la transformación dependía, en primer lugar, de enfrentar el grave problema de la corrupción y de contraponerle la virtud de la honestidad que es la mayor riqueza de nuestro pueblo”, añade el Presidente.

“Lo nuestro no es gatopardismo, eso que consiste en que las cosas en apariencia cambian para seguir igual o peor. Nuestro quehacer político va al fondo y por eso hemos tenido que enfrentar muchos obstáculos y resistencias; sobre todo, las relacionadas con la forma de pensar, pues durante un largo periodo, con el apoyo de una educación mercantilista y doctrinaria, y con la manipulación de casi la totalidad de los medios de información, se introdujo en la mente de muchos la creencia en las supuestas bondades del modelo neoliberal”.

“Si el país no sucumbió por completo y logró subsistir fue por la innata y excepcional inteligencia del pueblo mexicano; pero, aun así, ha costado mucho trabajo persuadir y convencer a quienes fueron formados en la escuela del afán de lucro y del aspiracionismo, y no con las enseñanzas del amor al prójimo y del rechazo a triunfar a toda costa y sin escrúpulos morales de ninguna índole”, asienta el mandatario.

A la mitad del camino es una joya de pensamiento político, de historia y pinta de cuerpo entero a un presidente humanista, visionario, de una gran sensibilidad social, convencido de que la transformación en México está en marcha y nada ni nadie la podrá detener. 

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