Adán Augusto.
Juan Javier Gómez Cazarín*
Uno de los aprendizajes más importantes en el Grupo Legislativo de Morena, en la Legislatura pasada y en la actual, ha sido la necesidad de conservar la unidad. Producto de esa firme unidad, hemos logrado grandes avances en la agenda legislativa de la 4T.
¿Difícil? Supongo que sí. Algún grado de dificultad tendrá conciliar intereses personales, formas de pensar, rasgos de carácter, aspiraciones de crecimiento político y, de pronto, hasta vanidades –porque somos humanos-. Súmenle las diferencias de edad, de formación, las historias de vida y los orígenes geográficos. ¿Imposible? Para nada. La prueba es que lo hemos logrado siempre.
Creo que la clave ha sido responder a nuestras convicciones y a nuestro compromiso con el movimiento transformador del presidente Andrés Manuel López Obrador. Poner eso por delante de nuestras propias agendas.
Por eso me dio mucho gusto acompañar al gobernador Cuitláhuac García Jiménez que, como buen anfitrión, la semana pasada invitó un café al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández en La Parroquia, previo a un diálogo que el tabasqueño encabezó sobre la importante y muy necesaria Reforma Electoral.
Me dio gusto, sobre todo, comprobar nuevamente que Veracruz es tierra de unidad y que todos los precandidatos de Morena a la Presidencia de la República son igual de bienvenidos. Adán Augusto, Claudia y Marcelo –en orden alfabético- son ejemplares defensores de la 4T. ¿Cada quien en Morena tiene su corazoncito? Seguro que sí. ¿Hay piso parejo para los tres? Sin duda. ¿Vamos a apoyar a quien gane la encuesta? Con todo. Que no quede duda.
Cualquiera de ellos ganará en el 2024 con todo el respaldo del morenismo veracruzano que, como ya lo ha hecho antes, con el liderazgo de Cuitláhuac se volcará a respaldar este proyecto que necesita ser continuado más allá del horizonte sexenal.
Ese piso parejo para Adán Augusto, Claudia y Marcelo es, por sí mismo, un elemento que servirá para mantener la unidad y que, quien obtenga la candidatura, la haya logrado en igualdad de condiciones. A la buena, pues.
La carrera no es de velocidad, sino de resistencia. Como la que me eché ayer domingo. Nada menos que 21 kilómetros en el puerto de Veracruz. Creo que es la más importante carrera del Estado, con más de cinco mil corredores.
Hubo ratos que ya venía echando el bofe, pero la terminé porque lo mío nunca es renunciar. Para ser exactos, corrí dos horas, 12 minutos y 58 segundos, según el cómputo oficial, y quedé en el lugar 484. O sea que si éramos más de cinco mil, quedé entre el primer 20 por ciento. Nada mal, viniendo de cinco Covids, uno de los cuales me llevó hasta el hospital.
Así son las carreras y la política. No renunciar, dar lo mejor de sí y reconocer cuando alguien corrió mejor que nosotros.
*Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Veracruz.