La depresión es ya considerada un problema de salud pública en nuestro país, sobre todo después de la pandemia, ya que comenzó a darse mas importancia a los problemas de salud mental, dicho trastorno tiene un impacto no solo en la persona que vive con depresión sino también en su familia y en la comunidad. En 2021 se realizó en México la primera Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado con la intención de producir información estadística del bienestar de la población adulta a partir de 18 años y alfabetas en nuestro país, tomando en cuenta aspectos de la vida personal, familiar, laboral y social. Dicha encuesta hizo un “balance anímico” que es resultado de los estados emocionales positivos y negativos que recuerda haber experimentado la persona durante el día anterior a la entrevista.

Con base en esta encuesta, el hecho de haber perdido un empleo afecta más que la posibilidad de no poder cubrir gastos mensuales. La expectativa de no poder pagar los gastos del mes afecta a un 43.4% de la población adulta en México. En el año 2021 mas de un tercio de la población se vio en la necesidad de solicitar un préstamo para sufragar los gastos del hogar ya fuese para comprar despensa, pagar la renta, pagar servicios como agua, luz, gas, teléfono o el pago de colegiaturas o medicamentos. En el año 2020 el 43.9% de la población vivía en pobreza “ a secas” considerando a las personas que tienen al menos una carencia social y su ingreso es menor al valor de la línea de bienestar mínimo. Y aproximadamente un 8.5 de la población vivía en pobreza extrema, considerando a personas que vivían con al menos 3 carencias sociales. En México la atención medica psicológica puede ser gratuita e incluso algunos medicamentos psiquiátricos, dependiendo de la seguridad médica de cada ciudadano.

Contar con este tipo de información es un paso para comenzar el arduo trabajo que se requiere para la atención adecuada a la salud mental de los mexicanos, tema que lamentablemente sigue siendo considerado tabú o poco conocido en varias zonas de nuestro país. Poco a poco el asistir a consulta terapéutica se ha convertido en algo “común” (por llamarlo de algún modo) e incluso primordial en la vida de los mexicanos. Medir estadísticamente la depresión es complicado ya que no toda la gente que tiene o ha tenido depresión ha sido diagnosticada, así mismo, la depresión no es un trastorno que afecte únicamente  a los adultos, también hay casos de depresión infantil y en ocasiones pueden ser bastante severos. Por un lado, éste trastorno puede confundirse con el hecho de estar desmotivado por no encontrar actividades en nuestro día a día para sentirnos emocionados o entusiasmados, en otras palabras, tener una vida que personalmente se considere monótona o aburrida; por otro lado, una persona con depresión no siempre esta triste, apagada, sin ganas de hacer nada. La depresión tiene etapas, matices, subidas y bajadas o como quieras llamarle. Una persona con depresión puede estar un en un momento como la persona mas feliz y amistosa en una reunión y al día siguiente acabar con su vida, es por esto que es un trastorno mental delicado y debe ser diagnosticado y tratado por profesionales de la salud. Hoy en día puede generarse muchas confusión debido al exceso y saturación de información que nos bombardea sobre temas de trabajo personal, coaching, espiritualidad, metafísica, etc. como seres humanos considero que cualquier corriente que nos ayude a sentirnos mejor, mas conscientes y plenos, esta bien. Pero cuando se trata de trastornos como depresión y ansiedad fuerte descontrolada es primordial que éstos sean tratados por un profesional en salud. 

Si piensas que podrías tener depresión, es importante acudir con un psicólogo, conocer su trabajo, qué corriente utiliza y sobretodo sentirse bien mientras estas en consulta. Poco servirá asistir con un psicólogo con quien no te sientas cómodo hablando. Poco a poco o rápidamente (la terapia de cada individuo varia mucho) se podrán notar cambios y mejoras en el estado anímico. En algunos casos el tratamiento psicológico no es suficiente y debe acompañarse de un tratamiento psiquiátrico. La depresión puede deberse a varios factores, tales como la pérdida de un empleo, fallecimiento de un ser querido, una ruptura amorosa, haber vivido un suceso impactante e incluso a alteraciones hormonales o químicas en el cuerpo. Generalmente es el psicólogo quien refiere al paciente al psiquiatra pero también hay casos en los que un tratamiento psiquiátrico puede deberse a que el estado anímico depresivo de un paciente es resultado de alteraciones hormonales o químicas en el cuerpo, en cuyo caso el tratamiento puede llegar a ser para toda la vida, siempre supervisado por un profesional en salud. Los medicamentos psiquiátricos no son “pastillas de estar bien” si son ingeridos en una dosis inadecuada pueden incluso empeorar el estado anímico del paciente gravemente.

Atención, un psicólogo no esta capacitado para recetar medicamentos contra la ansiedad o depresión, así como no todos los psiquiatras tienen una formación terapéutica. Esto depende de cursos o certificaciones que un psiquiatra quiera tomar para enriquecer su trabajo. Como paciente de un psiquiatra, una persona tiene todo el derecho de pedir una segunda opinión a otro profesional en salud antes de iniciar tomar un medicamento, a que se le informe como funciona el medicamento, cuales son su efectos a corto, mediano y largo plazo y sobretodo como dejará de tomarse. Muchos medicamentos para tratar la ansiedad y/o depresión deben dejar de tomarse de manera gradual, no de un día para otro ya que esto podría traer consecuencias graves a la salud mental del paciente. 

Mucha educación nos falta sobre el manejo de emociones, no hay emociones buenas o malas, todas son parte de la vida y se presentan porque es lo que debemos sentir en momentos específicos, debemos aprender a como trabajar con ellas, sin embargo pocas veces se trabaja en ello en nuestra formación académica o en actividades extra curriculares. 

Pero no todo es malo respecto a la depresión, cuando se lleva a cabo un buen tratamiento (y no es debida a cuestiones químicas) nos ayuda a conocernos mejor como individuos, a sanar y crecer como personas, a valorar lo que tenemos, lo que ya no tenemos y lo que esta por venir. Sanar de la depresión puede no ser permanente, sin embargo volver a un tratamiento psicológico no indica un retroceso, así como nuestra salud física nos pide estar trabajando constantemente para estar bien, también lo hace nuestra salud mental, en otras palabras, también hay que darle mantenimiento.