Día de Muertos es sin lugar a dudas una de las fechas favoritas del año de muchos mexicanos, tradición que pareciera tomar mas fuerza cada año y ser reconocida no solo en nuestro país, pues es bien sabido también por otros países la cantidad de eventos que se presentan en nuestro país durante estas fechas gracias a esta tradición mexicana. Uno de los aspectos más característicos de esta fecha son las ofrendas en el altar, entre las cuales, una de las que más resalta es el pan de muerto. 

La costumbre era, además de ponerlo en el altar, comerlo los días 1º y 2 de noviembre, aunque ahora puede encontrarse disponible en panaderías casi desde septiembre, hecho que no se juzga ya que a muchos nos encanta, pero ¿alguna vez te has preguntado cual es el origen de este pan con un aspecto tan singular?

Su origen se remonta a la época prehispánica, sin embargo existe evidencia de utilizar el pan como ofrenda a los muertos también en el Antiguo Egipto. Si conoces un poco de la historia de nuestro país, seguro estas al tanto de que los sacrificios eran algo común en las antiguas civilizaciones mexicanas. Pues bueno, si nos vamos muy atrás, pero muy muy atrás, en los orígenes de este pan, encontramos que deriva de una tradición en la cual después del sacrificio de una ofrenda humana, se preparaba un pan de amaranto con la sangre de quien había sido sacrificado para ofrecerlo a los Dioses, recordemos que los sacrificios eran algo normal y un honor en esa época. Con el pasar del tiempo y la llegada de otras culturas a México, esto se fue modificando y convirtiendo en una tradición bastante menos violenta para nuestra época. Las tradiciones fueron cambiando, sin embargo, el tributo a los muertos siempre se ha mantenido con mucha fuerza en nuestro país, las ofrendas han ido modificándose y adaptándose a cada época y lo mismo fue con el pan.

El pan comenzó a elaborarse con trigo y cubrirse con azúcar pintada de rojo haciendo referencia a la sangre que antes se utilizaba. El pan de muerto es de hecho una tradición que incluye un mestizaje de culturas hispano-indígenas en su historia, ya que introduce el uso del trigo y de tradiciones panaderas que los españoles trajeron a nuestro país.

Poco a poco el pan de muerto fue pasando de  ser un producto que  se utilizaba en un ritual ancestral a ser el pan dulce que disfrutamos hoy en día casi desde que inicia el otoño. Cada panadería tiene su receta especial pero algo que nunca falta, o al menos no debería, es su característico sabor a naranja con un toque de anís y esencia de flor de azahar. 

El pan de muerto se realiza con varias formas en los diferentes estados del país, los hay con azúcar de colores, con ajonjolí, en forma de trenza, de pretzel, de muñeco y ahora hasta rellenos de nata, crema pastelera, chocolate, cajeta y todo lo que te puedas imaginar. Pero sin duda la más tradicional y característica es la de pequeños bollos redondos  decorados con dos tiras de masa cruzada de forma irregular que simbolizan los huesos del cuerpo humano y espolvoreados con azúcar y canela que hacen referencia al azúcar que simbolizaba la sangre del primer pan de muerto que existió. Seguro que ahora le encuentras mucho más sentido al nombre que lleva, pues es la única ofrenda que lleva la palabra “muerto” en su nombre.

Fuentes:

https://www.gob.mx/inpi/articulos/el-origen-del-pan-de-muerto-y-las-variedades-regionales?idiom=es
https://viajes.nationalgeographic.com.es/gastronomia/todo-sobre-pan-muerto-dulce-mexicano-que-se-come-dia-muertos_18680