El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, promueve por debajo del agua el voto útil en contra del candidato presidencial de Dante Delgado y el de Xóchitl Gálvez, a quienes culpa de su pésima situación política luego de perder la candidatura presidencial de Movimiento Ciudadano. 

Y es que el enojo de Enrique Alfaro llegó a tope no solo contra Dante Delgado y el gobernador de Nuevo León, Samuel García, sino también contra quienes según él le cerraron las puertas de ser protagonista en las próximas elecciones de junio como Xóchitl Gálvez, quien se acercó a él con el fin de invitarlo a que le entregara Jalisco a ella y a la oposición PRI, PAN y PRD. 

Ahora bien, agazapado para evitar caer en delitos electorales, Enrique Alfaro opera con toda fuerza y recursos por debajo del agua para hacer ganar la gubernatura a su candidato a gobernador, Pablo Lemus Navarro, promoviendo el voto útil en favor de Claudia Sheinbaum y en contra de Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, candidatos de la Coalición “Fuerza y Corazón por México” y de Movimiento Ciudadano respectivamente. 

Así, en caso de que Jorge Álvarez Máynez no logre al menos 500 mil votos en Jalisco, el registro Nacional del MC estará en serio peligro. 

Según las cuentas electorales, el MC necesitará al menos un millón ochocientos mil votos para conservar su registro nacional, de los cuales de entre Jalisco y Nuevo León debería obtener al menos un millón y sacar el resto de Campeche, Veracruz y el resto de los Estados, lo cual no se ve nada fácil; sobre todo porque las encuestas más recientes indican que en Jalisco, Álvarez Máynez apenas y pinta con el 8% de preferencias electorales. 

Por ello, los malpensados aseguran que lo que acaba de informar Enrique Alfaro en sus redes sociales de que dio positivo al Covid-19 no es más que el pretexto para seguir operando las campañas en completa libertad de actuar.

La importancia del chapulineo de alcaldes

Los candidatos recorren todos los municipios del Estado para estar cerca de la gente y conocer sus necesidades. Sin embargo, en sus recorridos es imposible para cualquier candidato que se platique con los cientos de miles de posibles votantes a los que quisiera llegar. 

En esa imposibilidad física es que se basa la importancia de los liderazgos locales y regionales, y allí es donde radica la trascendencia de las adhesiones de los alcaldes.  

Tanto Rocío Nahle como Pepe Yunes han recibido a líderes veracruzanos que inconformes con uno u otro bando, deciden cambiarse la camiseta y decantarse a favor del otro. 

Es en esos cambios de barajitas donde los candidatos podrán basar gran parte de su triunfo. Pero, en esa guerra de robo de líderes, sería bueno preguntarse, ¿Quién se está llevando la mejor tajada del pastel? 

Un alcalde tiene la facilidad de platicar con agentes municipales, con líderes de colonias, con líderes naturales, y en general, tienen la mayor facilidad para moverse en zonas agrestes. 

Rocío Nahle, al término de la precampaña, había sumado a su causa una docena de alcaldes de extracción priista, panista o perredistas por igual.

A su proyecto sumó a los alcaldes de Huayacocotla; Uxpanapa; Tamalín; Zontecomatlán; Chinampa de Gorostiza; Mecatlán; Úrsulo Galván; Soteapan; Tihuatlán; y Tatahuicapan. 

Minimizar estas adhesiones con el argumento de que representan un minúsculo porcentaje de la población, es insulso e infantil.

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