Platicando en la mesa del café con varios de los candidatos a diputados locales, al abordar el tema de tiempo legal del que disponen para hacer sus campañas proselitistas, uno de los sabios bebedores del mejor aromático del mundo preguntó:
¿Es muy corto el tiempo que les da la autoridad electoral para sus campañas?
¡No hombre, es muchísimo!
¿Cómo le replicaron al que contestó?
¡Un solo mes! ¡Treinta días!
Si, mira respondió. No es lo mismo una campaña para alcalde o gobernador en donde puedes prometer y prometer apoyos o soluciones cosas tangibles que la población necesita. Banquetas, pavimentos, encauzar o sanear ríos; apoyos para deportes y hasta una tasa para el baño o las ventanas o puertas de sus casas.
Ahí hay materia para caminar y ofrecer para captar la atención de los votantes, pero en una campaña para diputados ¿Qué les ofreces? Si ya hay más leyes que problemas.
¡A mí, por ejemplo, de todo lo que me han planteado ya casi todo está en las leyes estatales o federales! Y, por si fuera poco, la mayoría de las peticiones en ese sentido son ocurrencias personales, pero pues ni modo, las tengo que recoger y comprometerme a iniciarlas en el Congreso, pues ni modo de decirles que no lo hará.
Sin embargo, en esta campaña, por ejemplo, a los tres días se me acabó el rollo.
¡Ya no tenía que decir!
Y pues lo único que me ha quedado es seguir caminando el distrito, no me queda de otra.
¡Yo por eso ni camino por las colonias, solo me reúno con grupos representativos! Intervino otro candidato a diputado local por Xalapa. ¡Es una agarradera de tontos y a mí no me gusta andar haciéndole al monje!
Lo mismo pasa con algunos diputados federales y senadores, a esos les va peor, pues tienen mucho más tiempo y pues no hay rollo para tanto.
Es como el caso de la candidata a senadora Sara Ladrón de Guevara o el de Toño Ballesteros, que busca ser diputado local, esos no caminan ni en la cuadra de sus casas y ni siquiera salen al café al menos para dar la cara.
Pero hay otros más que simulan, ocupan las mañanas o las tardes cuando baja el sol, caminan por un mercado y algunas casas se toman unas cuántas fotografías las distribuyen por las redes sociales y está. Es decir, venden espejitos. Pero es que no hay de otra, o haces eso o la gente te critica.
Aunque hay que decirlo, hay algunos candidatos que sí se la rifan gastando suelas como, se comentó en la mesa, los casos de Américo Zúñiga, el Zapatitos -que por algo así le dicen- Rafael Pérez Sánchez, Zenyazen Escobar en Córdoba, Manuel Huerta y el bailador Sergio Hernández y párenle de contar.
Cómo la ven queridos lectores, no sería ya tiempo de que disminuyeran el número de diputados y senadores al mínimo, pues tiene razón el candidato que observó que ya hay más leyes que problemas y, además, hay demasiadas leyes que ni se aplican.
Canillazos para los candidatos simuladores y banderillas para los que sin solicitarlo se sinceraron esta mañana con los sabios bebedores de café.
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