Cuando las aguas políticas se revuelven tanto en un país o un estado nada gusta, a todo se le ven cucarachas en la leche y lo que se diga o haga satisface a unos y crea disgustos a otros.
Es el caso de Francia, país en el que de ganar la ultraderecha las elecciones legislativas del domingo pasado habría líos políticos en el país, lo mismo si ganaba la izquierda. Los vaticinios eran terribles. Afortunadamente como suele suceder todo se quedó en nada.
Aquí en Veracruz, por ejemplo, el funcionario ratificado para seguir en el cargo en el próximo sexenio en la Secretaría de Finanzas lanzó ayer una declaración que debía calmar la incertidumbre doméstica de pensar que al cambio de gobierno aumentarían los impuestos o se impondrían nuevos.
Nada de eso sucederá, aseguró José Luis Lima Franco.
Sin embargo, la noticia al parecer ha pasado desapercibida.
Debiera sí, causar al menos respuestas de duda, pero qué duda debe haber, si el funcionario ha sido ratificado para el cargo, es decir, tiene toda la autoridad moral para asegurarlo, y además, lo dijo usando el nombre de la gobernadora electa Rocío Nahle García, es decir, no lo dijo por sus pistolas ni para ocupar espacios mediáticos, lo hizo con conocimiento de causa y porque como economista que es, sabe las incertidumbres que se viven ante cualquier cambio de gobierno.
Es decir, se le debiera agradecer a Lima Franco y a Rocío Nahle que no tan solo se preocupen por no seguir minando la economía familiar sino también por crear certidumbre y evitar más preocupaciones estériles a los veracruzanos.
Pero como se dijo antes, en tiempos políticos plenos de furia, caos y lamentos se ve solo lo que se quiere ver.
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