PUNTO Y COMA

Lobos vestidos de ovejas

Por Yair Ademar Domínguez

Aunque es posible —y hay quienes lo hacen como parte de su estrategia política, con todo y que viven en zonas residenciales de alto nivel adquisitivo— es muy difícil disfrazarse del pueblo, de la gente de abajo, de quienes han luchado toda su vida para salir adelante de un sistema político avasallante, que ha privilegiado siempre a quienes más tienen. Esas personas, auténticos cirqueros de la política, son, como dice un antiguo texto bíblico, “lobos vestidos de ovejas”.

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”. Esta frase antiquísima bien puede aplicarse a quienes en tiempos electorales quieren “caer bien”, “conectar” —como dicen sus estrategas políticos— con la gente, pero son parte de un sistema rapaz que ha empobrecido al país. Aparecen disfrazados de pobres, de buenos sentimientos, de nobles ideales, viajan en bicicleta, pero siempre han lucrado con las necesidades de la gente, en un sistema político que nació para eso.

¿Dónde estaban ellos y sus fans, cuando se desmantelaron las empresas del estado y se entregaron a la oligarquía? ¿Dónde estaban cuando se lucraba con los programas sociales con fines electoreros? ¿Dónde estaban cuando se utilizaba a los pobres como carne de cañón, para acarrearlos, para llenar estadios y plazas para recibir al “tapado”? Siempre, ante la voracidad de sus jefes, del neoliberalismo avasallador, callan como momias. 

Hoy, gracias a una política humanista, que ha puesto en el centro al que menos tiene, para dignificarlo, invirtiendo la pirámide social para que sea el desprotegido el que esté arriba y no el rico y poderoso, quieren venir a vender atole con el dedo. No señores, el pueblo se ha dignificado, ha despertado, ha tomado conciencia —el gran logro de esta cuarta transformación— y sabe quitar el disfraz a estos lobos rapaces que quieren aparecer como tiernas y mansas ovejas del señor.

Claudia, la propuesta de unidad 

En estas últimas tres semanas, promoviendo los logros de la 4T, Claudia Sheinbaum ha visitado 20 estados del país y recorrido casi 14 mil kilómetros. “Estamos caminando cada rinconcito del país para continuar con la transformación de México”, ha escrito en sus redes sociales. Su cercanía con la gente, sus atenciones, su transparencia, contagia a quienes desean que el cambio en nuestro país continúe.

Al reunirse con jóvenes en Jalisco, comentó “que no debemos nunca olvidar nuestra historia. No podemos olvidar que jóvenes fueron masacrados en la Plaza de las Tres Culturas por un gobierno autoritario; que no debemos olvidar el fraude electoral de 1988 y el de 2006; el desafuero, que no olvidemos la guerra contra el narco; de cómo cerraron el derecho a la educación a millones de jóvenes. No olvidemos, para nunca regresar a ese pasado. Las y los jóvenes tienen la responsabilidad de recordar para seguir construyendo futuro”.

Esa es su voz, contundente, firme, convincente, de que no debemos permitir el retroceso con los políticos del pasado que traen las mismas recetas y los mismos intereses, los de su coto de poder, los de sus amigos, los que siempre han lucrado con las necesidades de la gente.

Desde Veracruz nos estamos sumando a las propuestas de la doctora Claudia Sheinbaum, convencidos de su trayectoria, de su trabajo, de sus resultados, en una agenda de unidad, de cohesión de las fuerzas políticas morenistas y de una integración que permita que la transformación continúe, porque ese es el sentir del pueblo verdadero. 

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