+ Dos cosas hicieron bien los diputados este martes.
+ Xiqueños infectados de Covid al Hospital Civil de Xalapa.
+ Nos leemos en una semana.

Informan desde el gabacho que Biden ya puede dormir en paz porque estaba muy al pendiente de la felicitación del AMLO.
–Chopenjawer


Al medio día de este martes, la noticia del día era que –por fin– llegaba la plataforma de transporte Uber a la entidad, operando en las tres ciudades principales del estado: Xalapa, Veracruz y Coatzacoalcos.

Quienes ya hemos usado esta aplicación sabemos de lo conveniente que es no sólo por la facilidad de poder solicitar un servicio vía celular, sino que las unidades tienen un nivel de calidad en la limpieza, modelo, etc., puede uno escoger el tipo de vehículo y hacer pagos electrónicos sabiendo de antemano la tarifa, entre otras ventajas sobre el transporte público tradicional.

Pero la respuesta inesperada vino por parte de las autoridades de la Dirección de Transporte del Estado (Gobierno de Veracruz, pues) que negó la existencia de la autorización para que la empresa de servicios Uber opere en la entidad.

Su comunicado subraya: “la Ley 589 de Tránsito y Transporte prohíbe prestar el servicio público en cualquiera de sus modalidades sin concesión correspondiente”.

No obstante, según una declaración atribuida a María Eugenia Zurita, directora de Comunicación de Uber en México, indica que para la operación de Uber en el estado, en noviembre de este año un Juez Federal emitió una sentencia definitiva en la que reconoce que servicios como los de Uber no se encuentran regulados dentro de la actual Ley de Tránsito y Transporte de Veracruz, por ser un transporte privado.

Pero el asunto va más allá de las chaquetas oficiales, judiciales y jurídicas: el fondo es político.

De entrada, el anuncio de arranque de operaciones de Uber en Veracruz se da en el momento donde el gremio de los taxistas saben que pueden recuperarse en el año luego del fuerte golpe al bolsillo por la pandemia del Covid19, donde precisamente uno de los sectores más afectados fue el de los trabajadores del volante.

Pero la crisis no sólo es con la pandemia, sino que viene arrastrándose desde hace rato.

Si bien la población de la región de Xalapa y Coatepec –por citar un ejemplo– ha crecido bastante y obviamente necesitaría de más movilidad, en tiempos del gobernador Fidel Herrera fue público que se entregaron miles de placas como si fuesen tortillas, lo que llegó a duplicar el número de unidades en la región, y a su vez golpeó a los choferes que vieron sus ganancias disminuidas por la llegada de nuevos taxis. Este asunto continuó en el Duartismo, donde las placas se entregaban también a organizaciones “sociales” y se hacía el gran negocio de la reventa de las concesiones.

La gran cantidad de unidades hizo que el servicio se convirtiera no sólo en un refugio de delincuentes y operadores del crimen organizado, sino que hizo peor la calidad en el servicio y que un gremio creciera para convertirse en algo intocable, porque además servían para acarreo y movilización de gente para actos políticos muy del estilo priista.

Todavía en mayo de 2016, a propuesta de los entonces diputados Ciro Gonzalo Félix Porras y Cuauhtémoc Pola Estrada, desde el Congreso del Estado ampliaron la vida útil de los taxis hasta 8 años, teniendo ahora unidades más viejas y contaminantes.

Y de eso están conscientes taxistas más razonables: hace poco me contaban de un viaje que iba de la planta Nestlé de Coatepec al aeropuerto de Veracruz (un trayecto de fácil dos mil pesos) pero el usuario se quejó en la base del mal estado del taxi y exigió que le mandaran una mejor unidad por el costo que iba a pagar del servicio.

Es cierto, no todos los choferes son malos y en este caso, muchos son víctimas y hasta rehenes de los intereses gremiales y de los dueños de las concesiones. Al final de cuentas, lo que buscan todos es ganarse la chuleta, pero a costo de un mal servicio, de no tener competencia, de tener unidades viejas, incómodas y seguir privilegiando un obsoleto sistema de transporte público que también sirve para cuestiones electorales.

La reacción del Gobierno de Veracruz, por donde se le vea, es más política que otra cosa y no quieren broncas antes de las elecciones.

Al parecer en la Cuatro-Té se espantaron cuando supieron del anuncio de Uber porque aparte de que es diciembre de aguinaldos buenos para los taxistas (mes donde también inflan las tarifas), también son tiempos electorales, y lo menos que quisieran ver en Palacio de Gobierno son protestas en el estado colapsado por los taxistas.

Por eso la “apurancia” en lanzar una postura aparentemente de disposición legal, pero si existe una resolución definitiva por parte de un juez federal favoreciendo a Uber (agréguese que el talón de Aquiles de la 4T es la falta de buenos abogados) el que estaría faltando a la ley sería el propio gobierno.

En una de esas, lo que solamente están tratando de hacer es retrasar lo inevitable: que en algún momento entre una plataforma de transporte acorde a nuevos tiempos, lejos de esas mafias transportistas que derivan en grupos como “Los Cahuamos” y demás alimañas.

NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Dos cosas hicieron bien los diputados este martes: echaron para atrás la Ley Banxico, cuestionada hasta por miembros de la 4T como Santiago Nieto Castillo, titular de la poderosa Unidad de Inteligencia Financiera; ¿el motivo? dicha ley, promovida por Ricardo Monreal, abre la posibilidad del lavado de dinero en el Banco de México, algo que Nieto Castillo combate ferozmente… Por otro lado, aprobaron hasta 7 años de cárcel a aquellos que tomen casetas de autopistas sólo para lucrar con el paso de los automovilistas.

OTRA NOTA: Que se comenta en la comunidad médica que está llegando mucha gente de Xico al hospital civil de Xalapa “Luis F. Nachón” por contagios de Covid19, y se hablaba de una saturación y casi semáforo naranja en dicho nosocomio. El pueblo mágico y sus autoridades municipales han sido especialmente renuentes a hacer caso a las medidas de prevención y han convocado a eventos masivos en plena pandemia… Ahora parece que ya brotan las consecuencias del valemadrismo de la alcaldesa, la misma que dijo que de todas maneras de algo nos vamos a morir. 

NOS LEEMOS EN UNA SEMANA: Desde hace años me olvidé de que significa la palabra “vacaciones” (entre otras, por culpa del Jack), pero me dispongo a tomarme por lo menos una semana para echar la hueva y si otra cosa no ocurre, pues nos leemos por ahí del 25. Gracias a todos, todas, tedes, por estar al pendiente de su columna favorita.