Los Comonfort de AMLO

Por: Luis Ramírez Baqueiro

“La gratitud es una de las facetas de la humildad. El arrogante considera que no debe nada a nadie.” – Abbé Jean Gottigny.

La más reciente visita y por cierto la última en su calidad de titular del Ejecutivo a Veracruz del presidente Andrés Manuel López Obrador, sirvió de marco para poder observar cómo es que la historia nacional tiene sus analogías guardando las debidas proporciones.

No hubiera existido un Benito Juárez si a mediados del siglo decimonónico no hubiera aparecido en la historia nacional un personaje como Ignacio Comonfort, sin él, no habría habido guerra de reforma, y Juárez quizá no hubiera llegado nunca a ser presidente.

La combinación de eventos y hechos históricos que dieron paso al consagrado conflicto bélico –guerra civil- fueron producto de las pasiones y ambiciones de los hombres y políticos conservadores y liberales del siglo XIX.

José Ignacio Gregorio Comonfort de los Ríos quien naciera en Amozoc, Puebla; 12 de marzo de 1812, descendiente de inmigrantes irlandeses, fue producto de las circunstancias que aquel México, en el que la más reciente emancipación del yugo español trajo consigo.

Como administrador de la Aduana de Acapulco en Guerrero, estuvo en el sitio y el lugar exacto para que Juan Álvarez –un prócer de la Independencia de México- se revelará a las infamias y tiranías que el xalapeño Antonio López de Santa Anna acometió contra el pueblo de México que se cansó de sus excesos y locuras, provocando con ello el inicio de lo que se conocería más tarde como el Plan de Ayutla.

Así el destino de la Reforma se selló, pues se dieron las condiciones para que toda una generación de políticos liberales construyera el entramado legal de lo que se conocería como Las Leyes de Reforma.

Fue así como un 7 de julio de 1859, en el puerto de Veracruz, el presidente Benito Juárez expidió el paquete legislativo que conocemos como Leyes de Reforma. Su objetivo principal fue la separación de la Iglesia y el Estado, pues ésta había adquirido un gran poder e influía en las decisiones más importantes de la política nacional para favorecer totalmente a los conservadores.

Fueron un paquete de reformas legales que se consumaron hasta el Gobierno del veracruzano Miguel Lerdo de Tejada, quien, a la muerte de Juárez en 1872, al tomar posesión se comprometió a hacer cumplir las Leyes de Reforma y elevarlas jerárquicamente al incluirlas en la Constitución: lo cumplió con la Ley sobre Adiciones y Reformas a la Constitución del 25 de septiembre de 1873.

Así como ahora en donde cierto sector se pone de cabeza ante la promulgación de una serie de reformas impulsadas por el chocojarocho, nos hace recordar que personajes transmutan con gran facilidad ante sus ambiciones de poder.

El más claro ejemplo lo tenemos con los integrantes de reconocido Clan, que de unas semanas para acá pretenden engatusar a la sociedad habiendo votado la reforma al Poder Judicial, no por coincidir ideológicamente con ella, sino porque ya no veían la manera de quitarse el peso del estado ante la serie de tropelías y delitos que al amparo del poder fueron construyendo.

Pero, así como los Comonfort del Siglo XIX, los veracruzanos y los mexicanos, sabemos que su papel en la historia nacional pasará a ser el de esos personajes que traicionaron los ideales máximos de la patria y que por simple y vil conveniencia, hoy son más papistas que el papa.

La visita del presidente López Obrador, sirvió de marco para confirmar la gratitud del pueblo que se identificó con él, que creyó en su proyecto, y que, de la mano a sus reformas, habrá de pasar a la historia como uno de los presidentes más reformistas de la historia.

No es fácil labrarse un destino nacional de tal magnitud, solo el tiempo habrá de darle el peso respectivo al personaje, lo cierto es que Andrés Manuel López Obrador, demostró por mucho tenerle más cariño a Veracruz, que muchos de los presidentes de los últimos 40 años.

Dejó obras importantes como la construcción del corredor interoceánico, la rehabilitación de las líneas ferroviarias de pasajeros, algo que nunca se debió de haber erradicado, pues generaba una gran cantidad de actividad comercial por donde el tren transitaba.

A ello habrá que sumarle que la construcción de la Refinería de Dos Bocas dio miles de trabajos a habitantes del sur de la entidad, los que lograron con ello, mantener a sus familias del abandonó que por décadas tuvieron.

Hoy la consumación de sus programas del Bienestar les guste o no a sus detractores le ha cambiado la vida a millones de personas a las que antes, ningún gobierno había beneficiado, y eso “haiga sido como haiga sido” es suficiente para declarar que hubo un antes y un después.

Hoy se va López Obrador, concluye su mandato, será el juicio histórico el que determinará cuál será su papel en la historia contemporánea de México, por lo pronto Veracruz le dice ¡hasta siempre señor presidente!

Al tiempo.