El Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) ha venido cumpliendo con revisar las cuentas públicas, señalar las irregularidades de los ayuntamientos y, en su momento, aventarse el tiro con ex alcaldes quienes aseguran no le metieron mano al cajón.

Después de todo ese trabajo, obviamente, hay quienes no lograrán solventar las irregularidades y por ello, el Orfis, a cargo de Delia González Cobos, tal como marca la ley debe presentar las correspondientes denuncias.

Y tales denuncias son ante la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, la famosa llamada Fiscalía Anticorrupción, de la cual se ha hablado mucho, pero sólo en discurso, pues en cuanto a logros son muy contados.

Hasta el día de hoy no se sabe de algún logro trascendental de dicha Fiscalía, la cual es autónoma a la Fiscalía General del Estado a cargo de Verónica Hernández Giadáns.

La Fiscalía Anticorrupción está a cargo de Clementina Salazar Cruz y desde hace algunos meses recibió ya un primer paquete de denuncias por presuntos desvíos de recursos de parte del Orfis.

En el caso de la cuenta pública 2018 fueron denunciadas las ex administraciones de Veracruz y Playa Vicente; por la 2019 fueron Ángel R. Cabada, Yecuatla, Lerdo de Tejada, Naranjos-Amatlán, Tecolutla, Castillo de Teayo, Aquila y ahora Altotonga.

Finalmente por el año 2020, las denuncias son en contra de Huayacocotla y Aquila.

O sea, la Fiscalía Anticorrupción trabajo tiene, el Orfis ya cumplió y ahora corresponde a la Fiscalía Anticorrupción actuar.

¿Qué hace esta señora? ¿A qué se dedica? ¿A qué hora dará a conocer los resultados de su gestión? O mejor dicho, ¿a qué hora vamos a ver en prisión a tanto pillo que le metió la mano al cajón ajeno y que ya han sido señalados por el ORFIS y aportado las pruebas para las denuncias? ¿No será que en esa Fiscalía se estén queriendo negociar los resultados? A ver señora Clementina, los veracruzanos quieren saber. Muestre sus cartas y díganos.

Se apagan las alertas rojas de la SHCP en cuanto a la deuda pública de Veracruz

Hoy en día, ya no ocupamos los primeros lugares, pero todavía se mantiene arriba, y no es por culpa de la administración del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, sino por la deuda que le heredaron.

Es cierto que ha tenido que contratar algunos créditos a corto plazo para hacer frente a los compromisos de fin de año, pero los ha cubierto en tiempo y forma, lo cual ha permitido que Veracruz hoy ocupe el quinto lugar por cuanto a monto de la deuda, y hasta el octavo por lo que representa ese pasivo con respecto a su presupuesto.

Las alertas rojas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en cuanto a la deuda pública se han apagado para Veracruz. Algunos dirán que esto es porque tanto la Federación como el Estado son del mismo partido, pero ahora quien respalda este dicho es el Instituto Mexicano de la Competitividad, un organismo mucho más de derecha que de izquierda.

El IMCO ha revisado los números y ya no ubica a Veracruz en el top 3 de las entidades más endeudadas, y si bien aparece en el lugar 5 en cuanto a monto, de dicha cifra nada corresponde al gobierno de Cuitláhuac García, así que ahí la llevan en materia de disciplina financiera.

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