5 de Febrero
Juan Javier Gómez Cazarín*
Este domingo conmemoramos el 106 aniversario de que se promulgara la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Y, desde luego, en muchos aspectos ya no es la misma de hace 106 años.
Hubo una seguidilla de Reformas que por casi 40 años fueron modificando su texto para acomodarlo a los intereses, políticos y económicos, del régimen neoliberal que nos gobernó desde los años 80 y hasta finales del 2018.
Las privatizaciones de bancos, ferrocarriles, empresas del Estado y hasta el sistema de pensiones fueron la joya de la corona. La mal llamada Reforma Educativa que ponía en vilo la seguridad laboral de miles de maestras y maestros en todo el país fue el acabose.
Ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador lo dijo en Querétaro: las Reformas eran en contra del pueblo y a favor de una minoría nacional y extranjera.
Por eso me llena de orgullo –como dice mi gober Cuitláhuac García- haber participado, desde la Legislatura pasada, en las votaciones de las Reformas Constitucionales que ha propuesto el presidente Andrés Manuel.
Cuando las iniciativas de Reforma Constitucional alcanzan mayoría calificada en el Congreso de la Unión, nos toca a las Legislaturas de los Estados someter a votación esas minutas. Hace falta la aprobación de mitad más uno de los Congresos Estatales para poder Reformar la Constitución.
Sobra decir que en Veracruz siempre nos hemos puesto las pilas para ser de los primeros en votar a favor. Así que, humildemente, mi voto y el de mis compañeras y compañeros de la 4T han sido parte de las Reformas positivas de la 4T.
¿Por qué me llena de orgullo? Bueno, pues –entre otras cosas- ahora está prohibido que el Gobierno le perdone Impuestos a sus cuates, socios y cómplices; los apoyos sociales –como la pensión de los adultos mayores- ahora son obligación Constitucional y los próximos Gobiernos no podrán quitarlos; se creó la Revocación de Mandato que tanta falta nos hizo con Calderón y Peña Nieto; se dio marcha atrás con la Reforma a los derechos laborales de maestras y maestros; se prohibieron las partidas secretas en el Presupuesto de Egresos de la Federación; se ampliaron los delitos por los que se puede desaforar al Presidente; ahora los delitos electorales y la corrupción no alcanzan fianza; y se creó la Guardia Nacional.
Personalmente, tengo el honor de haber votado a favor en todas.
Falta mucho, porque en 40 años le dieron como piñata, sin compasión ni pausa, y está difícil reformar todo de vuelta en sólo cuatro años, pero la 4T está cumpliendo y avanzando.
Es por eso que el grupo de conservadores en el país, que está perdiendo privilegios, se encuentra desesperado por desprestigiar a la 4T.
Sus calumnias y montajes ahora las enfilaron contra una mujer íntegra, auténtica luchadora de las causas del pueblo, mi amiga la gobernadora de Campeche, Layda Sansores.
Con unos videos sin contexto, donde no aparece Layda, quieren manchar la imagen de quien tiene una imagen intachable.
Hizo bien el presidente Andrés Manuel López Obrador en desnudar el fondo del asunto: un intento más de los conservadores por dañar la imagen de la 4T en la persona de una de sus más dignas representantes.
Y hablando de la Constitución y de dignas representantes de la 4T: no se quiebren la cabeza. ¡Es Rocío!
*Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política.