Mientras en el Senado están muy ocupados con temas “vitales” como proponer cambiarle el nombre al Zócalo… en la Cámara de Diputados andan muy movidos y han metido varios goles en las últimas horas.
Algunas de las modificaciones a la Ley no han gustado ni tantito a los partidos de oposición y a ciertos sectores de la sociedad, como por ejemplo la eliminación del Insabi y su traspaso al IMSS Bienestar; o el albazo con la Ley de Ciencia y Tecnología con el que eliminaron el Conacyt y crearon un nuevo órgano.
Sin embargo, de entre todas las modificaciones que están haciendo los diputados en vísperas de terminar el periodo ordinario de sesiones, lo que ha caído muy en gracia de los mexicanos es la modificación al artículo 123 de la Constitución con el que se garantizaría que la jornada laboral se reduzca de 48 a 40 horas.
Lo anterior se aprobó en Comisiones y solo falta llevarlo al Pleno para que sea aprobado.
Y es que hay que recordar que la iniciativa de pasar a cinco días a la semana con dos días de descanso obligatorio, era algo que se había propuesto desde octubre del 2022, y que junto a la modificación de las “Vacaciones Dignas”, para algunos legisladores representa la reforma de mayor calado en materia laboral desde mediados del siglo pasado.
Eso sí, de nada serviría que se autoricen dos días de descanso si la jornada laboral sigue siendo máximo de 48 horas, por lo que consideran necesario que el artículo 123 de la Constitución sea específico y marque 40 horas máximo a la semana.
Quedan tan solo un par de días para que termine el periodo ordinario de sesiones, por lo que los propios diputados que proponen la modificación consideran que es muy posible que no dé tiempo de someter la votación en el Pleno.
Sin embargo, la pura posibilidad hace pensar ¿Qué se sentirá vivir en un país donde se trabaja 40 horas a la semana? ¡Uf! Sería el sueño de millones de trabajadores, pero tal vez la pesadilla de millones de empleadores que tendrían que contratar más personal o pagar más horas extras.
Como apunta el economista Luis Miguel González en El Economista: “¿Cuánto cuesta cada avance? ¿Cómo se paga? Esos mayores costos son una realidad que no aparece en el debate legislativo. Las empresas tendrán que contratar personal adicional y/o pagar horas extras, reorganizar las jornadas laborales e incorporar más tecnología. Crecerá la distancia entre el mundo de la economía formal y la informalidad”.
Por lo pronto, se vale soñar y aunque todavía no está escrito en la Constitución, México podría unirse al concierto de las 30 de las 38 naciones pertenecientes a la OCDE en donde se trabaja 40 horas o menos por semana.
Eso en cuanto al tiempo… ya hablar de productividad es avaricia.
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